A la segunda voz del desierto, a el segundo areopagita, que con su mystica doctrina es la luzerna, que arde, y luce en la militante iglesia. A el segundo Basilio terror, y espanto del infierno. A el mas robusto athlante, que supo mantener en sus ombros a el mas encimado monte. A el que todo su ser fue nada, y todo su nada fue ser. A el mas fixo Polo, y Norte seguro del que nauega por el espacioso mar del espiritu. A el Querubin del Propiciatorio, que con varonil rostro, acompañado de la Gran Theresa, compusieron vn duo, siendo vno solo el Espiritu de su celestial doctrina. A el Phebo hermoso, que guiado de las resplandeciente Estrella del Alva, colmo de luees (sic) à nuestra estatica familia. A nuestro primitivo padre, y mystico doctor San Juan de la Cruz, consagran, ofrecen, y dedican los mas plausible cultos, que pueden expressar los humildes pechos de sus hijos los Carmelitas Descalzos de esta siempre excelentissima, y muy ilustre Ciudad de Cordova...

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