El cangrejo y el chontaduro

Manifestación

Autores
Identificador
850394
Fecha de publicación
2016
Forma obra
Texto
Lugar de producción
Cartagena: Institución Universitaria de Bellas Artes y Ciencias de Bolívar, 2016
Idioma
español
Nota de edición
Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
Materias
  • Ciencias sociales; Ciencias sociales / Costumbres, etiqueta, folclore; Literatura y retórica; Literatura y retórica / Literaturas española y portuguesa
Notas
  • Este relato hace parte de la adaptación realizada por Fernando Urbina del mito uitoto “La Mujer Jaguar y el Cerbatanero”.
  • Amazonas (Colombia)
  • Águilas; Aspectos culturales; Indígenas de Colombia; Leyendas colombianas; Muinanes; Negros; Serpientes; Witotos (Familia indígena)
  • Cangrejo Y El chontaduro Cangrejo y el Chontaduro Mito Huitoto Textos de Fernando Urbina Rangel Este relato, junto con muchos otros, me fue hecho por don José Octavio García, en La Samaritana (Pto. Leguízamo, Putumayo), en el año de 1971. Octavio es hablante de uitoto (dialecto bue) y es hijo del gran sabedor Don José García, gente de Muinanî. Maleta didáctica “Calima, narraciones indígenas, animales míticos” del Museo del Oro del Banco de la República. Directora de Arte y Creatividad Yudy Silva Calvo Coloreado Digital e Ilustración de Contexto Leandra Arroyo Martínez y Marlong Long Matos Realización de Personajes Kevin Martelo Grupo de investigación Chirimoya de Colores – Líder del Grupo de Investigación Yudy Silva Calvo - Programa Diseño Gráfi co Institución Universitaria de Bellas Artes y Ciencias de Bolívar 2016 Cuando Jirayauma, ayudado por Caimán, pasó a la otra ribera, al subir el barranco se encontró de pronto enredado en una masa de bejucales. Estaba angustiado, con temor de que la ogresa perseguidora pudiera superar la poderosa corriente del río, cuando vio que Cangrejo se desplazaba por la orilla. —Tío Cangrejo -le dijo— ayúdame a liberarme de estos bejucos. 89 Cuando Jirayauma, ayudado por Caimán, pasó a la otra ribera, al subir el barranco se encontró de pronto enredado en una masa de bejucales. Estaba angustiado, con temor de que la ogresa perseguidora pudiera superar la poderosa corriente del río, cuando vio que Cangrejo se desplazaba por la orilla. —Tío Cangrejo -le dijo— ayúdame a liberarme de estos bejucos. 89 Cangrejo, compadecido con el hombre, procedió a cortar con sus poderosas tenazas la trabazón de lianas. Ya libre, Jirayauma charló con él y le preguntó por qué tenía las patas así. Cangrejo contó su historia y así le dijo: 90 La gente del agua era la dueña de la palma de chontaduro. Era su mayor tesoro. Para protegerla, procuraban que no fuera vista por los hombres. Pero sucedió que un cultivador se casó con una mujer pez. Fue así como el hombre descubrió la palma y se la robó. 91 Cuando la palma creció y fructifi có en el huerto del hombre, los peces decidieron recuperarla y tener de nuevo sus deliciosos frutos. Entonces hicieron que el río inundara la tierra y de esa manera llegaron al huerto: con mi ayuda escarbaron y cortaron las raíces hasta recuperar el tesoro. 92 Pero sucedió que los peces no me pagaron por mi trabajo. Entonces, furioso, cuando la inundación se retiró y se fueron los peces con su palma, me quedé escondido en el huerto. El hombre se lamentaba al no ver la palma y cuando notó mi presencia en el lugar donde estuvo antes el chontaduro, se puso a golpearme. De ahí mis patas quedaron como si las tuviera quebradas en varias partes. 93 Antes de que me siguiera golpeando, le dije al hombre: —Si dejas de pegarme te daré algo que no le di a los peces, porque ellos fueron muy desagradecidos. Y le entregué al hombre una raicilla de chontaduro que habia conservado, diciéndole: —Ten esta raíz. Plántala. De ahí saldrá de nuevo la palma de chontaduro y ahora sí nadie te la podrá quitar, pues es algo que no has robado, sino que has recibido como un regalo. Fue así como gracias a mis buenos ofi cios el chontaduro quedó legalmente entre los hombres, con todo y sus deliciosos frutos. 94 Así terminó Cangrejo la historia de sus patas quebradas. Pero resulta que Jirayauma no tenía ya qué darle en pago a su benefactor. Entonces, como el Cerbatanero además de buen cazador era un excelente bailarín y cantor, así que, luego de oír esta historia, le enseñó a Cangrejo, como pago, unos pasos de danza. Es por eso que cuando vemos a un grupo de cangrejos corriendo por la playa, parece que estuvieran bailando. 95 —Jirayauma se alejó de la ribera y siguió su camino más confiado. Como bajó la guardia, estuvo a punto de fracasar: ¡ Hasta tuvo necesidad de hacerse pasar por un nido de comején! Pero esa es otra historia, niños, que contaremos otro día. 96 —Jirayauma se alejó de la ribera y siguió su camino más confiado. Como bajó la guardia, estuvo a punto de fracasar: ¡ Hasta tuvo necesidad de hacerse pasar por un nido de comején! Pero esa es otra historia, niños, que contaremos otro día. 96
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