La verdad acerca del camino de Cambao

Manifestación

Autores
Identificador
860786
Fecha de publicación
1884
Lugar de producción
Bogotá: Imprenta de Medardo Rivas, 1884
Idioma
español
Nota de edición
Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
Materias
  • Generalidades; Generalidades / Colecciones generales; Tecnología; Tecnología / Ingeniería y operaciones afines
Notas
  • Dominio público
  • Seis meses hace que el Gobierno del Estado nos invitó á contratar el transporte del material fijo y rodante para el Ferrocarril de la Sabana. Desde entonces nos dedicamos á escoger de entre las distintas vías que conducen del río Magdalena á la altiplanicie, lo que nos conviniera para el fin propuesto.
  • A VERDAD ACERCA DEL CAMINO DE CAM13AO. I-lSI10 Seis meses hace que el Gobierno del Estado nos in­vitó á contratar el transporte del material fijo y rodante para el Ferrocarril de la Sabana. Desde entonces nos dedicamos á escoger de entre las distintas vías que con­ducen del río Magdalena á la altiplanicie, lo que nos conviniera para el fin propuesto. Conocíamos bastante el camino de la Bodega á Facatativá y de Girardot á la Boca del Monte, por los cuales hemos traído pianos, la maquinaria de Samacá y otros muchos objetos volumi­nosos y pesados; y éramos sabedores de las inmensas dificultades que presentan sus fuertes pendientes, sus bruscas revueltas y la desigualdad de su suelo, para que nos preocupase la idea de. buscar una vía mejor. Ha­biendo oído hablar de la trocha de Cambao, que todavía no se había abierto como lo está hoy, la recorrimos en toda su extensión y nos persuadimos de que es la única vía que sirve para vehículos de ruedas entre el río Mag­dalena y la Sabana, por sus suaves pendientes, que no pasan del 5 por 100, excepto en dos ó tres cortísimos trechos, por la viabilidad de las curvas y por la solidez del piso. No vacilamos en escogerla para servil' á nues­tro objeto, y pusimos manos á la obra de construir carros, comprar bueyes y aparejarlos de modo que transportasen 600 toneladas de rieles, dos locomotoras y varios carros con economía y rapidez. Es la única vía por donde se pueden traer ~ctualmente en viaje continuo, sin cambio de vehículo, piezas hasta de 400 arrobas de peso que exige nuestro contrato; conducción que habría sido im­posible y absurda por cualquier otro camino. Merced á esta convicción, celebramos con el Gobier­no del Estado el contrato referido, con las ventajosas condiciones con que se firmó, levantando á 90 centavos la arroba de piezas no transportal;>les en lomo de mula, cualquiera que fuese su peso máximo hasta el mencio­nado de 400 arrobas; lo cual no hubiéramos podido ha- ' cer sin la existencia de este camino, tanto por el precio como por el peso. El Gobierno, por informes de sus ingenieros, habría acometido desde un año antes la apertura de la vía, con el entusiasmo característico de la fe en el progreso y en el porvenir. Esta empresa apenas es' conocida: censu­rada por unos y condenada por otros con ciega ignoran­cia, ha servido de motivo de antagonismo político; y necesita que personas desinteresadas la vean y palpen para que se persuadan de que su ejecución es la reden­ción económica del Estado, porque reduce en más de tres cuareas partes el flete de objetos que pesen más de 14 arrobas, y probablemente disminuirá el de los actua­les fletes en mulas con menos riesgos y más rapidez. El Ferrocarril del Magdalena á la Sabana es apenas un sue­ño dorado, en tanto que la carretera de Cambao es un hecho casi coronado. N osotros aseguramos, con la honradez que ha sido siempre la norma de nuestras acciones, que como prác­ticos en el manejo de carros en las serranías y en la AHN rqoS PV-I~ conducción de objetos pesados y voluminosos, la can'e­tera de Cambao, una vez terminada (y falta poco para que lo esté) dará al Estado una vía fácil y segura! rela­tivamente corta, que termina en el puerto de Cambao, en donde hay buen fondeadero, cuya distancia á Honda es de 7 leguas de río, que las camina el vapor con carga en 3 horas de bajada y en 6 ó 7 de subida. Los fletes de río son actualmente de 80 centavos desde Honda, y él señor Cisneros nos ha prometido rebajarlos á 60. No serán por demás algunos pormenores. La lon­gitud de la nueva carretera es de 19 leguas desde el Aserradero ó los Alpes, en donde empalma con la de Agualarga, hasta el río Magdalena. De éstas faltan sólo doo por banquear. Un individuo puede recorrerlas á ga­lope en 12 horas ó en 17, saliendo de Bogotá. No está el resto enteramente transitable por carros: faltan algu­nos puentes y volar algunas rocas que obstruyen el paso de o bjetos voluminosos. Hemos andado con nuestros carros cargados con una tonelada de rieles de 6 metros de largo y tirados los carros por una yunta de bueyes, desde las orillas del Magdalena hasta la Vuelta del Diablo, en una extensión de 5 leguas y á razón de media legua. por hora; y sin la critiis por la cual acaba de pasar el Estado, habríamos caminado 10 sin el menor inconve­niente. No falta más que un esfuerzo relativamente pe­queño para que poda~os salir á la Sabana con el mis­mo carro cargado en Cambao, en 40 horas de marcha. Hacemos notar el hecho de que el trayecto que re­corrimos con carga en quince horas antes de banguear el camino, lo hemos andado después del banqueo, por repetidas veces, en hora y media. No hay ningún paraje insalub~'e. El puerto de Cam­bao jamás ha sido visitado por fiebres malignas; y á poca distancia empieza á subirse por la cordillera. Es un error la creencia bastante general de que el terreno es desierto y seco; al contrario, es sumamente poblado, sin bosque de importancia, todo cultivado ó sembrado de. pastos y con habitaciones á cortas distan­cias. En el fuerte verano que atravesamos no hemos tenido escasez de aguas ni de forrajes para los bueyes, ni en la parte más ardiente del clima. Cualquiera que dude de la veracidad de nuestro aserto, puede venir al camino á donde lo invitamos para que vea andar nuestros carros; para que admire la pa­ciencia y tenacidad de los directores del trabajo; la be­lleza de los panoramas que se presentan á la vista; el ingenio del trazado y de sus obras de arte, que han ven­cido á la naturaleza escarpada de los Andes; y, en fin, para que sonría con el porvenir que se presenta al Es­tado con tan poco costo, con tanto acierto y sin baInbo~ lla alguna. Bogotá, Octubre de 1884. JACOBO WIESNER-JOSÉ F. DE FUENTES. IMPRENTA DE MEDARDO RIVAS.
  • Cambao (San Juan de Ríoseco, Cundinamarca, Colombia)
  • Carretera de Cambao; Construcción de carreteras; Manejo de materiales; Volantes
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