Discurso

Manifestación

Autores
Identificador
863167
Fecha de publicación
1883
Lugar de producción
1883
Idioma
español
Nota de edición
Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
Materias
  • Generalidades; Generalidades / Colecciones generales
Notas
  • Colombia
  • Dominio público
  • Discurso pronunciado por el señor doctor Ramon Gómez en la tribuna del cementerio, en la inhumación del cadáver del eminente ciudadano señor José María Rojas Garrido el 14 de Septiembre de 1883.
  • (' I 1 \ 1-+ pv-'Zr¿ s e pr0l1l111ciado por el sellor doctor Ralnon Gúmez en la tribuna del cemen­terio, el1 la inlllllnacion de c~dáver : del elninente ciudadano selior 15T011""::)- OSE MARIA ROJAS- GARRIDO. = 1 RÓJAS GARRIDO tambien ha muerto! No esclamaré como el poeta frances, que la muerte está de fiesta, porque ella jeneradora del profundo misterio qU,e se oculta en esa' espe­sa nube que enV'ueh-e los cementerios i que constantemente los está llenando de polvo, es seguro que vaciló al arrebatar a la filosofía su ~ceruote más escirrecido. Se comprende fácilmente que la materia para cambiar de forma pase instantanéamente del movimiento a la desorganizacion; pero cuando i;:ll1ere uu sér como RÓJAS GARRIDO que vino a este planeta con un sol en el cerebro para iluminar los espacios donde brotan las fuentes de la cieneia i de la inmortalidad, no se concibe que de repente quede reducido a la eterna noche de un sepulcro, sin más esperanza de luz que la que se deslice al través de las pupilas del gusano que penosamente se arrastra entre ese puñado de materia en disolucion. Seiiores: Declaro con toda solemnidad que si me he atrevido a subir a e3te promontorio de la triste playa no es para escribir mi nombre en el polvo ue una tnmba, siM par:t uespedirme con el :tcento de los admiradores del jenio, del RÓJAS GARRlDO inmortal, es decir, de ese po­deroso mensajero del pensarúiento que se apareció entre nosotros cuando a la libertad se le trataba como ánjcl rébelde espulsado del ciel(};. '" inspirado mensajero que cumplió su mision con asombro jeneral i que al marc!utrse para otros mundos llevú la sati,sfaccion de dejap ~dos jene­raciones, una madura i otra en flor, adorando bajo el pabellon de la República al dios del derecho, que es ya el dios verdadero del pueblo colombiano_ Yo he venido como convcnddo creyente del moderno derecho divino que unje al pueblo con el oleo sagrado de la soberanía como el úni­co escojido por Dios para gobernar la sociedad, :t presentar mi tribllto de pena p:>r la aucenciu, del RÓJAS GARRIDO inmorta,l, es decir, del grancle orador i del apóstol de las ideas de l'edenclon que se eucierran en ese dnrecho divin.o. No C:1llocÍ en el claustro al at~tmado estnrliante RÓJA G.umIDo: fué en los Congresos de 1850 i 1851 que desde la barra con mis compa­ñeros de la Escuela Republic:ma, 10 conocimos i 10 oímos, en las vehementes discucioue3 sobre la inmediata abolicion de la esclavitud, la aboli­cion de la pella dc muerte, ht libertad absoluta de la prensa i el desafuero eclesiGíastico. i Qué palabra aquella tan ardiente i tan cautivadora; qué noyedad i e~c"acion de dcctrinas! Qué fuerza de 1ójica i de nervio oratorio en sus réplicas! RÓJAS era el atleta de la libertad que a golpes dp- raciocinio llevaba a 'Sus contrarios al campo de la democracia i allí los abatí tI 103 CJafüadia i lueg> que lus priva,b.1 d'~l alient:> del error 103 presentaba a un auditorio entusiasta como trofcos del derecbo, para llamarn:>3 herma::J.03 de la R3públic:l, i otorgarles las mismas garantías que a los vencedores. Todavia si~mto la im11resion que se estendió por las barras cuando RÓJAS GARRIDO subió a la tribuna de la Oá.mara Representantes para com1.mtil' la pena de muerte, i recuerdo perfectamente las divinal fra,es que e:l e3ta, o se!1leja.!lte3 palabra'~ dirijiú a sus adversari03: " VCJotr03 los que adcmis la jtlst: c:~t sobre el patíbnlo no lmueis alcanzado a aprender en el libro de la sablduría que la vida es inocente i que sola­mente la libertad puede Eer responsable. Si qucrcis que el verdugo siga oC:lpando un puesto oncial a nombre de laju3ticia soc:a,l, suprimid su destino de matador i ponedlo de maestro de moral cn una penitenciaría_ " Estas fiates las be )erE:'1it~O aquí como UlJ adios a I:.ÓJAS, para <1ar una mue:;tra de la alta filosofíapoH~ica que practicaba, ide las bellezas mon11es con que, como mallto estrellado, cubda en las aruuas discus;ones el firmameuto de la soberanía popu!ar, para enseñar a goberuantes i a gobernados que no hai más rutas para que el pueblo trepe a las cumbre3'ue la civilizacion. que la3 que trace el amor del prójimo a la libertad. En este atEos no me ocup:trá de UÓJAS M,\jistrallo i de RÓ.JAS maes¡To¡ !wrque otro3 ya lo halll.lecJ.o, i de prefereucia quiero evocar sobre Slt tU!1l~n eIrec,ler,l) tb 1.quel];\ época, de pJJitira glor:a n<1:}ional e!l que las jente3 de touos los matices políticJ,; se pre.sipitabl:l c:>n ardor a ba3cn.r pa(Bto en la, b~Hm;; de los Oongt'esos de 18,n a 1853 para pl'e3enc:ar con alborozo repub!icaun la terrible luc;la entre la e3cuela tl:a:li­olonaiist,: t i la, e,cuela radical; la primera, armada con toda,; las preocupaciolle; i los hábitos de la euad de hierro, i la otra siu má.s atavíos de gilerrn. que 1
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