Alocución

Manifestación

Autores
Identificador
866638
Fecha de publicación
1901
Lugar de producción
Bogotá: Imprenta de La Luz, 1901
Idioma
español
Nota de edición
Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
Materias
  • Generalidades / Colecciones generales
Notas
  • Cundinamarca (Colombia)
  • Dominio público
  • Discursos; Administración pública; Política y gobierno; Partidos políticos; Poder ejecutivo
  • J ( HSI1535 JOSE VICEN1-'E CONCHA GOBERNADOR DE CUNDINAIARCA á los · Cundinamarqueses Conciudadanos: • Ha creído el Gobierno Ejecutivo que mis servicios pueden ser utiles hoy en alto puesto de honor, superior quizá á mis fuer­zas y merecimientos; y, aunque alejado de la activa ingerencia en los negocios publicos, no he reputado lícito excusarme del cargo en la presente solemne hora, sin incurrir en grave, vituperable . falta de civismo, porque no es lícito á los hombres en momentos de angustiosa crisis para su patria, encerrarse en tranquilo y frío egoísmo, que mire, impasible, producirse la ruina pública por los embates do lo. :::m::trquÚt. Al encargarme del desempeño de las funciones de primera autoridad del Departamento, mi principal aspiración es la del pronto restablecimiento de la paz y del orden, fundamentos indis­pensables de toda reforma y mejoran;tientos sociales; pero como­quiera que la fuerza nada duradero cree, y que los pueblos han d\~ ser conducidos por las ordenaciones de)a razón encaminadas á su bien, según las enseñanzas de la filosoña cristiaua, y no con látigo des­piadado, mi capital empeño será el de aplicar un régimen guberna­mental de estricta justicia, régimen en el que se vean amparados y protegidos todos los derechos eficazmente, y puedan los ciuc13da­nos ejel'eitar las libertades que no dañ.en á otros ó á la comunidad; . -, - , régimen en el que nadie pueda ser perseguido por sus meras opi-niones políticas; pero también que prevenga y reprima con serena firmeza y sin vacilaciones, los conatos y los actos que tiendan á producir nuevos trast'ornos ó á prolongar la lucha fn~tricjda que ame­naza la exist(mcia misma de la nacionalidad colombiana. N oble pensamiento, pero candorosa utopía sería, cuando aún ensordece el fragor de los combates y no se orea la sangre derramada en la lu(;ha, proclamar la fusión de los bandos lidia­dores, el súbito olvido, la frf ernal unión, quo podía 01 Libertador y puc1re de Colombia al borde del sepulcro, y que en veinte lus­tros no ha logrado realizarse. Pero si no es dable esperar que puena celebrarso la fiesta de la concordia ante inmensa pirá- , mide (le cadáveres, ni que pal:xbras que arrebata el viento puedan extinguir por ensalmo los rencores y cicatrizar recientes heridas, sí es factible que un Gobierno como el existente, inspirado por el bien público, recto y justiciero, suavice y modere con hechos, con prácticas, la lid de los dos grandes partidos que necesariamente han de existir en toda sociedad, como representantes de las rus­tintas naturales tendencias de los hombres, y que paulatinamente ! logre sustituir los campos de matanza y exterminio eon la liza del sufragio, fundamento de las democracias. Evolución ó revolución, natural y pací:fieu venía obrándose en el país, para reparar graves errores polític-os¡ ell que acaso to- • dos cooperamos', en las Cámaras Le oc rislati vas so O',lJ.T Ó la voz de los que pedían con ahinco la derogatoria de inconstituelúnales leyes ó de excepción, la libertad responsable de la prensa, la indepen­dencia de la administración de justicia, la eliminación de los mo­nopolios, el amparo de la propiedad, y el libre ejercicio de la in­dustria, la protección y el respeto del derecho electoral, la res­pom, GlbiJidad efecti) :t ue los eucargadoel de maneja !" el Erario. A ese movimiento sahiador no podía oponerse sino un dique, y des­graciadamente se le: opuso: el alzamiento en armas que, amena­zando los princ, ipios 'cardinalcs de la organiza~ióD política existente, dogmas y credo de ~n gran partido, é irrogando cruento ultraje al pabellón y á la sQberanía de la nación colombiana, con la inga­I . rencia de extraños fn nuestros internos debates, había de hacer retrogradar la patrMtica labor, y que empuñaran las armas los mismos que hasta e día anterior batallaban por la rüforma. Sólo una paz firme pued reanudar la tarea civi]jzadora, que mientras que la fuerza prete a prevalecer por sí sola sobre aquellos gran­des principios, los iSIDOS que iniciaron y sustontaron ese movi­miento de reforma, ! abr6n de cumplir con el eleber indeclinable . de hacer frente á a reacción ar'mada, con todas sus energías, con toda especie de sacrificios, hasta el de la vida misma. Al saludar á mis conterráneos, desde el solio que honraron en mejores días ele República ilustres patriotas, á quienes an­belo imitar, pido laooperación de las luces y esfuerzo de todos en pro del país; ofr~zco en nombre ele la autoridad que ejerzo, el olvido y la seguriddd plena para quienquiera que se aparte de la lucha; pero si por d6sg1 acia ella no hubiere de cesar, los que ro­dearen al régimen (ue represento en Cundinumarca, pueden es­tar ciertos ele ::¡ue 1 s acompañaré 8n todas las vicisitudes y pe~ • / _1 ligros, y que, cen lfa ayucla y protecclOH ue n~l'O S, que I.m pL1 oro reverente, no arria] ó la bandera que se ha puesto en mis manos. Palacio de 1 Gobernación, Bogotá, Julio 2 de 1881. JOSE VIGENTE CONCHA. --~~----~----~I~-- --------------~~----~-------- m.prenta de LA LUZ I ' .
  • Discurso del doctor José Vicente Concha Gobernador de Cundinamarca a los cundinamarqueses.
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