Caiga la máscara: 2 de Octubre de 1884

Manifestación

Autores
Identificador
867447
Fecha de publicación
1884
Lugar de producción
Bogotá: Imprenta de Vapor de Zalamea Hermanos, 1884
Idioma
español
Nota de edición
Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
Materias
  • Generalidades; Generalidades / Colecciones generales; Ciencias sociales / Derecho
Notas
  • Colombia
  • Dominio público
  • GAlGA LA MÁSGARA. Cuando se habla desde la altura de Senador de la Re- dad, era incapaz de cualquiera cortesía; le ofreció la nma pública, debe tenerse gran circunspección, porque los hom- que tenía á su cuidado y le pidió, en cambio, según se dice, bres en las altas posiciones oficiales se hacen demasiado vi- una suma de pesos. El .contrato se perfeccionó, y la señorita sibles, y una ligereza puede, por leve que ella sea, obligar á Andrea tuvo que aceptar la mano de un anciano, al cual no la opinión pública á examinar el valor· de sus afirmaciones conocería siquiera, para que su padre adoptivo pudiera gozar por sus antecedentes. Si prevalidos del auje y el respeto que de algún caudal en el apurado momento de una crisis. El da la categoría de Senadores, no sólo se lanzan impunemente matrimonio tuvo lugar en el mes de Abril del año pasado, y vocablos equivocados, sino atroces calumnias, llenas de ve- desde entonces José de Obaldía principió á hacer planes neno, entonces se hace un gran servicio á la sociedad, qui- sobre la forturla de su yerno. tando á los hombres infames la máscara de virtud mentida ENVENENAMIENTO DEL MARIDo.-Durante la época de su con que quieren dar algún valor á sus palabras, entre las per- matrimonio, Manuel Valdés tenía perfectamente establecidos sonas incautas. sus negocios: era dueño de una casa de comercio en grande, No examino los títulos con que el señor José de Obaldía dirigida, desde algún tiempo antes, por Juan Paredes, sobrino ocupa un lugar en el Senado de Colombia, pero siendo des- de Obaldía, persona que no tenía, años atrás, otra cosa con graciadamente esto un hecho, sus palabras pueden tener qué vivir que un sueldo escaso, de cincuenf.a ó sesenta pesos alguna resonancia y es preciso cerrarle bl paso. Ayer ha cir- mensuales, en la casa de Antonio Zubieta. Manuel Valdés se culado una hoja titulada Importante, en la cual se ultraja á hacía notar por la profusión de objetos valiosos que usaba ocho Senadores con la cínica afirmación de que son objetos de como prendas de vestido: brillantes, alhajas de oro, piedras "almoneda pública;" á tres personas distinguidas de esta preciosas raras, &c. &c. Bien. A los cinco meses de casado capital, como" corredores para asegurar los votos de los Se- enfermó y murió de una dolencia desconocida, lo que hizo nadores en almoned·a;" á la casa deSamuel Piza & C:, y ~l correr el rumor de que José de Obaldía y Juan Paredes 10 los señores Gabriel Duque y Ped~'o Prestán de Panamá, habían envenenado; rumor que tomó cuerpo, porque á la hora también como corredores para asegurar votos; á los Senado- de vestir al cadáver, para las últimas ceremonias, no tenía res Aquileo Parra, Francisco E. Alvarez y J. Montoya, á los Valdés ni un alfiler ni un botón, y porque los únicos que saca­cuales se puede ocurrir" en los casQs apurados," para ganar ban provecho de. la muerte de Valdés eran Obaldía y Pare­las cuestiones ilícitas 'en el Senado, y, por último, á mí, en la des, como se verá en el punto que sigue. Es públir,! y notorio misma categoría de "corredor para asegurar votos." lo que afirmo de la falta de las prendas valiosas de Valdés á No he de hacer la defensa de los caballeros aludidos: la hora del entierro. ellos en la política, en la ciencia, en la guerra, en la Magis- ROBO DE LA HERENCIA.-Tenía Valdés, antes de m -rir la. tratura, en el hogar de la familia, tienen asegurada la casa de cohlercio de que he hecho mención; negocios de otro tranquilidad de la reputación que constituye la prenda más orden muy importantes como, por ejemplo, el remate de la codiciada de los hombres de bien. Son nomhres sin man- renta de juego de Colón y Gatún, seis años atras, una cantina cilla que yo, extranjero, he oído pronunciar con respeto en para ventas considerables, casa de habitación, coche, &c. &c. todas partes. Tenía las valiosas alhajas de que también me ocupé. Estas La casa de Samuel Piza & Compañía es la casa de desaparecieron, como lo he dicho, y pues que al rededor de comercio más respetable del Estado de Panamá; su crédito el enfermo sólo estaban los allegados (Obaldía y Pared~s) ha pasado las fronteras de innumerables países y la firma ellas debieron pa~ar á su poder. La casa de comercio quedó de sus Bocios es la más completa garantía en las transaccio- como propiedad de Obaldía y de Paredes. Lo restante tam­nes del Istmo. N o es con procedimientos ruines como se bién fué al bolsillo de estos señores-entre otras cosas un llega á la confianza en el comercio. Se hace preciso pulcritud edificio valioso,-de tal modo, que Obaldía, pobre y acuitado en el obrar, cumplimiento de la palabra y honradez COffi- antes de la muerte de Valdés, pasó de la noche á la mañana á pleta, honradez á todo trance. Hago esta inútil defema de ser capitalista. A tal punto se llevó por los sindicados de la casa de Piza & Compañía, no porque ella necesite de mis envenenamiento la codicia sobre los bienes del difunto, que alabanzas, ni por interés particular, porque jamás he tenido el testamento de Valdés, en el cual se le reconocía al señor negocios con ninguno de sus miembros, y ni aun siquiera Salvador Arce una suma por una fianza, y en el cual disponía cultivado las relaciones personales de estilo entre las Valdés de una cantidad para su hijo natural, está denunciado personas que tienen alguna homogeneidad de ocupaciones. á los tribunales por. Obaldía, con el fin de no pagar nada; lo Soy uno de los aludidos en la ruin hoja del señor que prueba que á más de ser este selíor responsable del robo Obaldía, y voy á denunciar, á título de defensa, muchos de :1 de la. herencia de Manuel Valdés, también tiene culpa fea é los hechos graves que conozco en la vida de este individuo, · inaudita de encarnizamiento con su víctima. con la intención d~ dar á la luz pública, sucesivamente, todo Hé aquí, pues, el hombre que insulta á los ciudadanos lo más que de él sé. Hoy hablo sólo del tan célebre asunto ; respetables de la capital y que se ha atrevido á llenar de lodo de JosÉ DE OBALDiA Y MANUEL V A.LDÉS, en el cual hay la á una parte digna y honrada de los habitantes de Panamá. venta de una hijastra, envenenamlento del marido y robo de Al que ha calumniado en la Cámara del Senado al doctor la herencia. • Pareja, tan conocido en la sociedad de Cartagena. Quien VEN'I.'A DF: UNA HIJASTRA.-Crió José de Obaldía á una niña agravia debe mantenerse con la frente serena, y el señor-José , de nombre Andrea, hermosa · joven que recibió muy buena de Obaldía tiene que inclinarse al peso de la conCiencia educación, y que tuvo, en la época núbil, muchos admirado- pública que lo agobia. Su hoja titulada Importante es una res y propuestas serias de casamiento. Algo resfl·iab.a á los gran farsa, y para denunciar al calumniador, yo, que soy el enamorados de esa señorita el hecho de haber sido criada por más humilde, lo haré ante el país con entereza. He sido Obaldía, hombre soltero y de c-ostumbres un poco tildadas. agraviado, y la culpa de que se le conozca la tiene el mismo Obaldía se opuso siempre á todo enlace, porque los pre- señor José de Obaldía. teT.ldiente~ eran pobres. Un día dió, en .tiempo de .penuria, Bogotá, Octubre 2 de 1884. con un sUJt'to de euad de sesenta años, rICo, muy 1'100, pero de los peores antecedentes, como que había sido reo prófugo BENITO HERN ÁND EZ. de Puerto-Rico, por delito de estafa. Obaldía trató con él _ . ____ ._ del matrimonio de su hijastra, porque Valdéspor su l'ustici- DIPRE~TA DE V APOR DE ZAL.HIEA HERMANOS.
  • Aspectos morales; Matrimonio; Negocios; Derecho; Volantes
  • Cuando se habla desde la altura de Senador de la República, debe tenerse gran circunspección, porque los hombres en las altas posiciones oficiales se hacen demasiado visibles, y una ligereza puede, por leve que ella sea, obligar á la opinión pública á examinar el valor de sus afirmaciones por sus antecedentes.
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