Cuestíon Monjas: 9 de Febrero de 1863

Manifestación

Autores
Identificador
868390
Fecha de publicación
1863
Lugar de producción
Bogotá: Imprenta de La Nación, 1863
Idioma
español
Nota de edición
Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
Materias
  • Generalidades; Generalidades / Colecciones generales; Ciencias sociales
Notas
  • Colombia
  • Dominio público
  • CUESTION MONJAS. Ahora que ya van serenándose un tanto los ánimos eon el acontecimiento del sábado último; ahora fJue ese acontecimiento esta consumado en todas sus manifesta­ciones, i es ya una propiedad de la historia, es que que- . remos decir algunas palabras sobre él, bajo la presion fria i poderosa de la política, i no bajo el dulce influjo, i a veces tambien pernicioso, de los sentimientos nobles del alma. El acontecimiento del 7 de febrero~ es un aconteci­miento complejo; i nosotros vamos a dividirlo para es­tudiarlo. En las monjas de esta ciudad hai dos cosas que considerar: .las buenas i santas mujeres, que, entregadas a la vida contemp,latÍva, no tienen mas fin que el Cielo, ni mas medio para ganarlo que la eficacia de su doctri­na; i los monasterios rebeldes, objeto de constante cons- , piracion de los conservadores. Bajo el primer punto de vista, las monjas en su cali­dad de individuos inocentes i mansos, ignorantes de las necesidades i plan de los partidos, son dignas de toda compasion; para ellas no debe haber mas que brazos abiertos, corazones jenerosos, almas sensibles, duelo i lá­grimas por lo que les ha acontecido. Cada individuo de nuestra sociedad debe ser un padre, un hermano, un ami­go para ellas, pobres palomas lanzadas de su viejo nido i desbandadas por el mundo por el. huracnn de las borras­cas política~. 1, preciso es confesarlo, a este respecto la sociedad de Bogotá nada tiene que echarse en cara. Las lágrimas han sido comunes i comun la tribulacion. Bajo el segundo punto (las monjas consideradas co­mo comunidades rebeldes, último jiron de· la despedaza­da bandera conservadora) la cuestÍon cambia de aspec­to. Recordemos lo que ha pasado entre nosotros última­mente a propósito de la cuestion relijiosa ; la tenacidad I nada caritativa del señor arzobispo Herran, la rebeldía de los clérigos i frailes. i hasta el cambio que muchos de eno~ hicieron del cáliz de paz por la lanza de los comba­tes. Ellos lo han querido; solo ellos han precipitado lo~ acontecimientos i traídolos hasta sus últimas consecuen­cias. Con un poco de mas talento en el jefe de la iglesia colombiana, i algo de ménos perversidad en sus bastar­dos consejeros, todo hubiera marchado de una manera distinta .. Mas convertida una parte del clero eh fraccion de partido, natural era fJue el partido vencedor Ja tratara así i con todo el rigor de la guerra. Nada nos debemos: la lucha ha s'ido a muerte por ambos bandos. Lo repetimos, i lo reretiremos siempre, las víctimas de la reforma deben quejarse en primer lugar al pastor que prefirió la ruina i dispersion del rebaño, a los conse­jos de la caridad i la prudencia. En segundo lugar deben quejarse a los conservadores que les han aconsejado la resistencia al Gobierno como una postrera esperanza de derribarlo. Relijionarios mas sinceros, hubieran obrado de otro modo. . Por otra parte, la medida del 7 de febrero estaba en ]a lójica de las cosas, i mas tarde o mas temprano habria tenido que cumplirse. Por igual causa se estrañó al arzobispo i a parte de las órdenes sagradas de esta capital. Dados los decretos de desamortizncion i tuicion, i dada tambien la resistencia del clero, nada tiene de estraño lo que ha pasado. El Gobierno en todos los paises del mundo es un ente de razon, bien distinto por cierto de los demas seres pensantes. Los gobiernos no pueden tener sensibilidad, lágrimas, pena ni alegría. Los gobiernos no s'on hombres, sino elementos de cálculo i sistema. N o hai que juzgarlos pues por lo que cada uno sien­ta en el fondo de su corazon. Se decia i se escribia de contÍnuo: "El Gobierno mata de hambre a las monjas. Pobres mujeres! infelicee víctimas del despotismo!" I de esta suerte esas pobre!! criaturas se habian convertido por los conservadores en un foco de perenne sedicion. . Nadie o pocos decian: "Las monjas no quieren 're­cihir la renta a que tienen derecho, ni se prestan a reco­nocer al Gobierno como su síndico o administrador." Por otra parte ¿ cómo descuajar un árbol tres vecef! secular sin conmover el huerto que lo encierra? ¿ Era lójico, posible o conveniente suspender tan delicada op. racion al primer doloroso grito del pa~iente? La ampu­tacion de un miembro trastorna siempre el sistema, i no puede ejecutarla sino una mano vigorosa i un espíritu firme. Eso es precisamente lo que ha sucedi:lo. Dejar la semilla para que fecundara mas tarde, tron· char el árbol por mitad para que retoñara en seguida con mas vigor, era tanto como hacer estéril la medida. Recuérdese que la revolucion actual, la mas saugrienta i tenaz de las que cuenta el pais, no ha tenido mas idea, mas principio, mas lábaro. Porqué asustarnos pues de nuestra propia obra? PorfJué ajitarnos? porqué dividirnos? ¿ Qué maldicion es esa tan fun~sta, i por la cual ba de perecer el partido liberal siempre por esceso de vida 1 Pensemos en que no hai medio: el triunfo con todas s\lé consecuencias; o la derrota tambien con todas sus con­secuencias. ¿ Qué voz verdaderamente conservadora se levantó el 7 de marzo de 1861 para protestar contra el infame asesinato de los presos del Rosario? ¿ Qué ojos lloraron con las víctimas j sus deudos? Iremos a perderlo todo en el último supremo mo· mento? D~jad que si los conservadores triunfan i nos fusilan, como nos fusilarán en masa, triunfen por sus propios esfuerzosr pero no ayudemos a conducirnos al patí '1ulo. Que al sentarnos en él no llevemos ningun remordi­miento, ni digamos malhaya como en 1854. Que el corazon de los hombres de Estado debe estar, en la cabeza, i no ésta en aquel, es una verdad recono­cida por todos los publicistas, i que la historia tiene el cuidado de sancionar diariam ente. Partamos pues con las monjas nuestro pan i nuestro vestido, consolemosFas i sirvamoslas como indIviduos; '*' mas como partido sir­vamos tambien a los grandes intereses de la causa libera], no demos Oldo a los consejos de nuestro corazon, i sea­mos valientes para consumar lo mismo que hemos sido atrev·idos para cOllcebir. Los grandes sacudimientos del mundo mnral tienen indudablemente una causa foja e invariable en los secre· tos de la Providencia. Inclinémonos ante ella, i no que­ramos entorpecer lo que está escrito en el libro de lo~ destinos nacionales. En fin, el paso está dado; i el que los liberales sean jenerosos, no quiere decir que tengan nada que ver en política con los conservadores. N uestro grito será siem­pre el de VIVA LA REPUBLICA! Adela~te con la re.volucion ! pues toda parada o vuelta atras, es una derrota. Bogotá, febrero 9 de 1863. Una cabeza fresca. * Mas entiéndase que toda pl'oteccion dada a las monjas debe ser como indi­viduos, i nunca como corpol'acion, pues creamos que uad ie tiene derecho para C80 una vez que el Gobierno no pelea por los edificios (que no necesita) sino por el principio. Obrar de otro modo es en nuestro concepto un acto de abierta rebeldía. IMPRENTA DE LA NACION.
  • Ahora que ya van serenándose un tanto los ánimos con el acontecimiento del sábado último; ahora que ese acontecimiento esta consumado en todas sus manifestaciones, i es ya una propiedad de la historia, es que queremos decir algunas palabras sobre él, bajo la presion fria i poderosa de la política, i no bajo el dulce influjo, i a veces tambien pernicioso, de los sentimientos nobles del alma.
  • Historia; Iglesia y estado; Ordenes religiosas de mujeres; Partidos políticos; Política y gobierno
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