Sucesos de Boyacá

Manifestación

Autores
Identificador
855842
Fecha de publicación
1883
Lugar de producción
1883
Idioma
español
Nota de edición
Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
Materias
  • Generalidades; Generalidades / Colecciones generales; Ciencias sociales; Ciencias sociales / Administración pública y ciencia militar
Notas
  • Boyacá (Colombia)
  • Dominio público
  • Acusaciones; Administración pública; Conspiraciones; Historia; Orden público; Política y gobierno; Volantes
  • Publicamos á continuación la nota que en esta fecha dirigió el señor Carlos Calderón R, Senador del Estado de Boyacá, al Presidente del Senado, con el fin de excusarse de concurrir á la sesión, por estar indispuesto á causa de enfermedad. En esa nota se hacen algunas explicaciones sobre la sospechosa y débil conducta del Presidente Otálora, respecto á los sucesos políticos que se han cumplido en el Estado de Boyacá desde que el señor Otálora ocupó, con asombro de la Nación, el solio presidencial.
  • &o O \ o t O SUCESOS DE --------~c~·~~~_~~P?~-------- Abril, 27 de 1883. Publicamos á continuación la nota que en esta fecha dirigió el señor Carlos Calderón R, Senador del Estado de Boyacá, al Presidente del Senado, con el fin de excu­sarse de concurrir á la sesión, po~" estar in­dispuesto á causa de enfermedad. En esa nota se hacen algunas explicaciones sobre la sospechosa y débil conducta del Presidente Otálora, respecto á los sucesos políticos que se han cumplido en el Estado de Boyacá desde que el señor Otálora ocupó, con asombro de la N ación, el solio presidencial. Después de escrita la nota del señor Senador Calderón, se ha sabido que el Pre­sidente de Boyaca ha sido restablecido en su empleo, no porque el Presidente Otalora cumpliera sus deberes,-cosa que él no quiere hacer,-- sino por los esfuerzos del señor Clo­domiro Tejada y los ciudadanos del Estado. Al señor Otalora le pidió el Presidente Cal­derón el cumplimiento de la ley de orden púplico; pero el Magistrado que hoy p.n~side los destinos del país, no oyó ese llamamien­to y, lejos de eso, él, -- que sospechaba el golpe de traición que produjo la caída del Presidente Calderón,-- dió orden á los tele­grafistas de Tunja de que no recibieran los telegramas del Presiden te del Estado. El manifiesto en que el señor Otálora da cuenta á la N ación del restablecimiento del Presidente Calderón, es un documento dig~no de examen separado y minucioso. En él se confiesa su autor primer responsable del g~ran crimen que Baudilio Acero y los radi­cales José A. y Ricardo Vargas V., Tomás Villamil y otros ejecutaron con el fin de arrancar al Estado de Boyacá el voto para Pr.esidente de la Uni(u por el desinteresado y patriota José E. Otálora. La nota del señor Calderón R. es la si­guiente: Bogotá, Abril 27 de 1883. Señor ~residente del Senado de Plenipotenciarios-Presente. Una indisposici6n de salud me ha impedido concurrIr a las sesiones de la Corporación que dignamente presidís, durante los diez últimos días, y obligádome á presentar la e~cusa regla­mentaria. No obstante, he tenido informes circunstanciados acerca de los interesantes debates que han ocurrido en esa Cámara, es­pecialmente á propósito de los acontecimientos que han dado por resultado la prisión del Presidente constitucional de Boyacá ; y como Senador Plenipotenciario del mismo Estado, ya que no puedo por hoy dar á esa honorable Corporación algunos datos para formar su juicio sobre aquellos acontecimientos, me permi­to enunciar algunos hechos, sin perjuicio de probar más tarde, de palabra, mis aseveraciones y de hacer exposición más deta­llada de esos mismos sucesos. . Como recordará el Senado, en los primeros días del pre­sente mes hice que quedara constancia de que en el Estado de Boyacá se conspiraba contra el orden público; insinué vaga­mente la idea de que ese II}.ovimiento tendría las simpatías y acaso el apoyo del Poder Ejecutivo nacional, y propuse una in­terpelación al Ministerio, acerca de un hecho que, en conexión con otros, revelaba las disposiciones del Presidente de la Repú­blica y tendía á presentarlo como auxiliador y promotor del atentado político que se ha consumado contra la honra, la digni­dad y las instituciones del país. Pero esa interpelación no podía tener otros resultados que aquellos que corresponden al nivel á que alcanzan la mora­lidad política y la ambición en el primer Magistrado de la Repú­blica, y, por eso, contestaciones baladíes y falaces promesas fueron lo que el público recibió en respuesta. Nada es, pues, de extrañarse en lo que hoy sucede con respecto á los acontecimientos de Boyacá. La ley de orden pú­blico no será voluntariamente cumplida, sino bajo condiciones humillantes impuestas al Presidente caído, en cambio de su li­ber: ad. En tres días el Presidente de la lJnión no ha tenidu el valor moral bastante sino para dirigir á las Cámaras un Mensaje q lIt; sók revela su. parcialidad; y en esos tres días no ha podido resolver el enVÍo inmediato de los comisionados nacionales al teatro de los sucesos. Uno de los comisionados es parte Íntima­mente interesada en la caída del Presidente de Boyacá; es her­mano del Secretario de Guerra, responsable también de los suce­sos, y, por consiguiente, relacionado de sangre, si se me permite la expresión, con los autores del escándalo cometido. Las resoluciones de las Oámaras sobre el restablecimiento del señor Aristídes Calderón no tendrán otro valor, ni otra efica­cia, que el valor y la eficacia que les den el criterio de las con­veniencias de quien ha querido y quiere traicionar á su patria, á las instituciones y á su partido, por dos años más de poder en .el solio de republicanos como Santander y López; y si ese res­tablecimiento ocurriere, será únicamente debido á esa fuerza mo­ral que se hace superior á los golpes de la intriga, !ola audacia y la ambición. El telégrafo ha sido privilegio exclusivo de los traidores y de los rebeldes, para recibir consejos, instrucciones y adverten. cias del Presidente de la Unión y de sus parciales de la capital, y, lo que es más deplorable, para recibir comunicaciones que en el Palacio de San Carlos han sido objeto de gratísima compla­cencia para el señor Presidente y aquellos á quienes él convoca para decidir sobre la -sangre, la tranquilidad y el sufragio de los boyacenses. Tales s6n, en síntesis, las dificultades para una solución de los sucesos ocurridos en el Estado de Boyacá que satisfaga la majestad de la ley y la autoridad del Congreso. Servíos poner esta nota en conocimiento del honorable Senado, y aceptar las consideraciones con que me suscribo vues­tro atento servidor, CARLOS CALDERÓN R.
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