Manifestación

Autores

• Autor: Anónimo

Identificador

866001

Fecha de publicación

1812

Lugar de producción

Cartagena: Imprenta del Consulado, por Diego Espinosa de los Monteros, 1812

Idioma

español

Nota de edición

Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)

Materias

• Generalidades; Generalidades / Colecciones generales; Geografía e Historia

Notas

• América
• Dominio público
• Descubrimiento y exploraciones; Españoles; Conquista; Colonia; Volantes
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  J o \. J::: o L a crueld ad , la tiranía, y las escandalc sas u surpaciones que vió el sig10 1G en la Conquis a d e Améric::l, ser án ·1 mO:: ü !i\l::ltO q~lc h:~ g a ete rnament e odiosa, y execra. ble en 105 fastos de la h umanidad la memoria de sus au tores. Con ti pr etex to de rn un -.iar á los I ndios e- ] E,.;;mgelio, los Conqui stadores solo trataron de satisfacer su cr¡di::¡;" y la sed ele 8angi'c h umana que los devoraba. La América ames pac ífica , .sc couvirt ió enlences en el teatro de la guerra mas inju sta, y de Ia mas bárbara. ~ " .,ict'l'í" . Ce ntenar es de per&onas de ambos sexos perecian diariamente en los trabajos i t ;,vpon < te s ele la esclavitud á que fue ron reducidos. Los Zipas, los Incas, J0 5 Caciq ue " ;'iei'iu'c5 naturales de e,te inmenso continente acabaron sus dias en patibu­Jos igllor.:¡nios(J s. l'li llarc5 de s us infelices vasallos sin di stincion de seKOS, ni edades, fue ron víctimas de las es pada s, , del fllego ; y los Con quistadores, los qu e se decían A p óstoles, y prop:lgac1üres de la Heligiün Santa de Jesucriílo, sacr ificaron de elle morlo veinte millones d e alm as en los primeros cinc uenta años de la conquifta, sin pro::u ­rar les el me nor conocimien to de esa. misma Ed jJ :on de humanidad, y de paz, y antes bi en impidiendo en q uanto e ra de su p:::rte su predicacion, Tal es. la causa de la d cspoblac.on an ual de la A né rica ; tales los jutsificados motivos que obligaron al vi rtuoso, y b e :: ~mcó{) O bispo de Chiapa D. F r. Bartolorné de las Casas, á levantar su voz en la misma C órtc de ESfnña, para p rocurar el remedio á este cumulo: de m ales. Tefiigo ocula r de las atrocidade s r eferida s, escribió treinta proposiciones, en q ue con venc e de injusta, impía, cr uel , y tiranica la Conquista ele les In dias. É l DI'. G inés de Sepulveda, -adulador de los Reyes, trató de impugnarlas; pero su inte nto solo sirv ió p;¡ra q ue contestando el Obispo en dos distintos tratados, se aclara se mas 1.0 verdad, y tuviese este te stimonio autentico á su favor , pue s la disputa se c!ttv6 al Consejo l~C'?.l de las Indias , unido' con una J unta de Teólogos, y Juristas , coavc­ca os e specialmente par a cz árninarla , y dirimida. N ada adelan Ó con este p2.S0 el zclo del Prelado; pero tampoco desmayó d~ -su intento. Con la misma libertad y energia increpó en otro tr atado la conduél:a de los Conquis tadores q;,¡C reducian á escla vitud á los I nd ios , y en ot ro escrito presen­tado <Í. Carlos V, prob ó no de berse da r los Pueblos de América á los Españole s, ,Ü en feudo, ni en e ~ ;;:J s:cl1d,t , ni en vasallage , ni en otra manera alguna. Aquí és d ónde mejor rel uce el gran fondo de piedad , Y zelo Apostólico del autor. Sus pretextas vig orosas, sus re clamaciones er.ergicas , nos prcser,tan un d igno Ministro de Jesucristo, que arg l.1ye , incr épa , inst a , y per r.ev éra dando tes timonie de la verd ad , segun el p r ccpto de San Pablo. Al fin se reviste de un espíritu profético , y anuncia .¡ la Monarq u ía 511 ruína en la cat ástrofe fawl que boy experimenta, como en castigC1 . jt:!8to de su conduela icnpía , .Y cru el P:H3 .::o:m las A m~ l' i c ;¡ s . . Al ver estampadas ~'~" Cl a d c5 tan rerriol es , -qun lquicra creeria que los Mena r­ca s E spañoles aliviasen la suerte desgraciad;" de los I ndios. Pero bi en al cont rar io , las depredaciones continuaron, los crim ines excedieron au n los límites de la atrocidad t y los clamores de la humanidad afligida r~s o ¡-' ¡¡"on ot!'a vez ant~ .el Trono de Car­} cJS V. Diez afies habia consumido el Obispo de Chi ap a en solicitar el remedio á ta ntos males , quando en el de J 55 2 present ó á Felipe I I , P r íncipe e ntonces berc-ero de la Carena . un n:croc ri<'.1 baxo el título ce Breoisitne relacion de la dcstrun• . . " JI de lfl~ ' ¡di,,;; ¡ ·r.<;, mp ~ n ¿ i~ el mas lastimoso de les de sastres que había H{L UQ 14 Améric¡;. R eunidos todos cños e scritos se imprimieron en Se ' ilb. el mismo afío de 1552, · ' ..'\unq \.l <: sin ob servar en la ccmpilaciouel orden cro nologico con qu~ le." h emos citado. P e ro la Corte ele E spaiín cada vez mas en emiga de la ilustracior., y mas empe!lacl!l. e n perpetuar sobre nosotros su dominacion inj usta, p roh ibió la !t:C 1Uf;;¡ ele esta obra b axo las mas ~ e v é ra s penas, Y, mi e nt r ~ s las N aciones ex t riln g'~ r3s la 'mira ban con el m as al to aprecIO, la traducían a sus respectivos id iomas, Y la vindica ba n j untamente c o n la memoria de su respetab le a u tor de las imputaciones, " calumnias con que se le q ui so d enig rar ; en Espa ña, Y mucho mas en Americ/ ape na s era conocida. La posesion de este lib ro a preciable era reputada poco menos q ue como un cr imct d e alta tra icion, y para ob scurecer la s verdade s que con tien e llegó á re vocarse á duda aun la e xis tencia del au tor. P or fortuna se ha conservado en medio de mil pelig ros un exernplar de la citada ed icion de Sev illa, tal vez el u nico q ue e xiste en toda la Arncrica, y cuya r eimpresion ofrec emos ,ll publico. Nos lisonj eamos que Jos n uevos gobiern os de A mer ica propen derán á que l a edicicn se verifique, pues nada es mas interesante en la cr o c ~, presente q ue ilustrar á los pueblos sobre las mater ias q ue contie ne la obra, M uchos alu cin ad os e e de sen gañar án de que la conservacion de la re ligiOI1 catc lica, ,:0 está aligada á • 'n u estra dependencia de Espa ña, sino q ue an tes bien ella, y u ne-t ras cos tu mbre s. ,- serian ma s puras, si much o tiempo ant es hu biesemos sacudido esa ríependencia i ¡~­ ·:flOminiosa. Creemos h acer un se rv icio importante, á todo el q ue se gloríe de ba­b el' n acido en America presentandole este documento irrefragabl e de la j usticia con que ella intenta s u libertad. Con tan noble obj eto se ab re subscripcion á la B rev isima relacicn de la destruccion de las Indias ; coleg ida por.. el Obis po D. 1"1. Bartolomé de las Casas, (¡uJo ex tra cto acabamos de pre se ntar , y daremos dividida en tres vo lumenes en 4". p ara facili tar la edicion. En el esulo , no. ~ ,,}'emos la menor variacion para que n adie pu etla acusarla de apocrifa, ó exagera . a, y solo trad uciremos á nuestro idio­ma. las cit as, autor idades, Y raaoncs que el . autor puso en el latino. L a edicion se h_ara' s.Iempre q ue h ay a sune c.ien te numero c•e subs;,ccrniptores , a' 1.0 5 ci' nco meses • de esta publicacion; que es el tiempo qué g raduamos ne cesario para colectar la. subscripcion en todo el Reyno, Y se ad mite al precio de cinco pe sos en esta Ciudad, y los de fu era seis pesos en los lugares siguientes: , \,•~ C ar tagena Casa de JYlompóx A mioq uia C hocó P opayá n Q uito S ant afé C aracas . D. Antonio Angula, y D. Diego E spinosa. D. J uan Elias L opez, y D. L orenzo Serrano. . __ • • _ . - -, •• - - - - D. J uan Esteban Mart inez . l . - • - - - • - • - . - - D. Me lchor Varona, y Be tancur, Sr. Vice-P residen te D , Jo se Mar ia Cabal, y D. Manuel José Hurtado, , _ • • - - - _ • • - - - - D. Ped ro Mont úfar. _ • • _ •• - • - • - • - - - D . José Gregorio Gutierre z. • AdmiFli stracion de Correos, Y Editor del Publicista de V enezuela. / Juzgando de la m:lyor im portancia la pr onta edicion de~ memorial ani?a cit~ d o ofrecemos darlo inmedi atam ente á la prensa, si en el termino de ocho d ias qm­. sie¡;en los Señores Subsc rip tores de esta Ciudad consign ar la ca ntidad necesaria para 'ilt1 S gastos , Y de la q ue se rá n reintegrados siempre que , se verifique como lo c"p-e, ramos la edicion de toda la obra. Cartagena Mayo 2 8 de Hll~ I1 @rt~zm(1, en la Im.jJmlta del Consulado por D. Dieg» ErjJir¡qsa de los Año de le 12.
• La crueldad, la tiranía, y las escandalosas usurpaciones que vió el siglo 16 en la Conquista de América, serán el monumento que haga eternamente odiosa, y execrable en los fastos de la humanidad la memoria de sus autores.
  

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