Una carta

Manifestación

Autores
Identificador
866551
Fecha de publicación
1897
Lugar de producción
Bogotá: Imprenta de Samper Matiz, 1897
Idioma
español
Nota de edición
Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
Materias
  • Generalidades; Generalidades / Colecciones generales; Ciencias sociales; Ciencias sociales / Ciencia política
Notas
  • Colombia
  • Dominio público
  • UNA Bogotá, Noviembre 15 de 1897 Señores General D. Juan N. Valderrama y D. Marco Fidel Suárez, Presidentes de los Directorios Conser­vadory Nacionalista; General D. Marceliano Vélez, General D. Manuel Casabianca, General D. José Santos, General D. Jaime C6rdoba, doctor Antonio Roldán, General D. Jorge Holguín, doctor Pedro A. Molina y doctor Carlos Calder6n Reyes. Estimados amigos, y copartidarios: Habiendo convenido ustedes en repre­sentar los dos bandos que al presente fraccio­nan nuestro Partido, con el plausible objeto de restablecer, en cuanto de ustedes dependa, la tranquilidad perdida para el país á conse­cuencia del actual debate electoral, y de buscar una manera decorosa cómo conjurar las dificultades que de él han derivado, no seré yo quien pueda entorpecer la realización de esos saludables propósitos, en forma que si ustedes consideran mi nombre como obs­táculo á sus patrióticos empeños pueden, en buena hora, hacer caso omiso de él, que yo . á mi vez trabajaré con entusiasmo por el triunfo de los candidatos que representen las nobles aspiraciones de ustedes. Espero que la benevolencia de ustedes sabrá excusarme si en esta carta - aunque escrita al correr de la pluma, inspirada por un ánimo sereno que ha subordinado siempre cualesquiera intereses á los muy sagrados de la Patria - dejo constancia del modo como aprecio la actual situación que en mi sentir tiene dos fases, á saber: la paz pública y la confianza en ella, por una parte; de otra la cuestión económica, grave de suyo: puntos uno y otro estrechamente ligados á la acción política de los partidos, y, de una manera más inmediata, á la dirección definitiva que haya de imprimirse á ¡"as fuerzas eleCtorales que militan en la actualidad. por causa de las elecciones que habrán de veriflcp.rse próximamente, la agitación de la República -- estado consiguiente á esas luchas - se na ¡lcentuado esta vez con ca­racteres verdaderaíTIente alarmantes. Si he­mos de referirnos sólo á nuestro Partido, el que llevó á término la transformación de 1886, tropezamos con uni división, de sínto­mas funestos, la cual lo ~a puesto en olvido del alto encargo - aceptadO por él ante Dios, ante la Patria y ante la Historia misma­de sostener las instituciorfes, y también de mejorarlas, rectificándolas' mediante las lu-ces de la experiencia y la cordura, y bajo las inspiraciones col). que brinde una opinión pública ilustrada y serena. Más bien que l~ara una lucha política, dijérase que el país se encuentra organizado y apercibido para la l revolución. Consecuen­cia de tal estado de ~osas, hanse suspendido las transacciones comerciales, apresurádose los Establecimientos de Crédito á hacer efec­tiva su Cartera; el premio sobre el Exterior ha experimentado alza prodigiosa, del 140 al 173 por 100, lo que equivale en la escala comercial á 33 puntos que en todo pueblo denuncian abrmante crisis. A la falta de con­fianza en la conser ración de la paz se aúna el mal estado del Erario público, que irá dia­riamente agravándose, yá que de las dificul­tades económicas de una Nación, en mayor ó menor escala, según la organización respec­tiva, se resiente el Fisco. Para colmo de ma­les. la depreciación constante del café, nues­tro principal y casi exclusivo artículo de ex­ptlrtación, nos amen .za con ruina general; tal vez no esté muy lejano el día en que ha­yamos de abandonar las plantaciones del valioso grano, como sucedió no há mucho tiempo, para buscar nuevos productos ex­portables, entre los muchos en que, por for­tuna, abunda nuestro suelo. Los trabctjado­res que actualmente ocupa la industria cafe­tera no se resignarán de grado á la obligada baja del jornal que puede decrecer desde $ 1 á 0-20 centavos, lo que oéasionaría el descontento de los jornaleros que, creyén­dose explotados por los empresarios, esta­rían prestos á entrar en cualquier movimien­to revolucionario de la peor clase imagina­ble, pues es cosa sabida que casi todas las grandes conmociones han obedecido más que á motivos de orden político, á graves crisis económicas. He querido extenderme adrede sobre este punto, por dos ra,lOnes: primera, para recordar un peligro que acaso haya pasado inadvertido de quienes han entrado á la ar­diente liza de nuestra política en los últimos tiempos, y luégo con el fin de hacer notar que á la conjuración de estas dificultades nacio­nales deben concurrir también esfuerzos na­cionales ; y como yá hemos visto la estrecha relación que guardan entre sí nuestras vidas económica y política, la acción de los parti­dos, por medio de sus conductores, debe propender á buscar resultados que en vez de hacer más difícil y oscuro el problema fundamental de '~uestra economía, coadyu­ven á encontrarle solución favorable que á todos interesa. Opino, en consecuencia, que los Direc­tores de la actual política deben ponerse de acuerdo-como medio práctico de conseguir satisfactorios resultados-á fin de que las próximas el~cciones se consumen con el ma­yor orden posible, de modo que en éIlas no se perpetúen desmanes é intemperancias en todo caso reprobables. Ert cuanto al Gobier­no, e,stoy seguro de que hará cumplir, por su parte, estrictamente la Ley, sin restricciones de ningún género. Obrando así, se conse­guirá poner á salvo el orden público, ele­mento indispensable en la crítica situación por que atravesamos, y lograremos exhi­birnos como pueblo civilizado. Los elec­tores favorecidos con el voto popular repre­sentarán la opinión nacional, que, en defini­tiva, consagrará ¿ los individuos~cu~ies­quiera que ellos sean-alzados por el querer público á 'gobernar á Colombia: esos man­datarios contarán no solamente con el apo;Ó del partido que los eleve á las primeras dig­nidades de la República, sino también con la benevolencia del vencido que, no por serlo, dejará de funcionar como factor necesario en la vida política y administrativa de la N ación. En el caso contrario, la imposición y con ella el fraude ó las violencias de cual­quiera especie, conseguirá únicamente lanzar á Colombia á guerra desastrosa con perni­ciosos caracteres de revolución social, que puede acaso llevarnos á la disolución. En manos de ustedes -está la futura suerte de nuestro Partido, y en no pequeña parte, la tranquilidad del Estado. De mí sé decir que confío en que ustedes se colocarán á la altura de su delicada misión. Abrigo también la confianza de que los Jefes del Partido Liberal cooperarán á conservar el orden público y mantener el respeto á la au­toridad, mediante el goce de las garantías á que tiene derecho la causa que ellos repre­sen tan; aspiraciones que alimentan los hijos todos de Colombia. De ustedes afectísimo amigo, Rafael Reyes IMPRENTA DE SAMPER MATIZ-BOGOTÁ ¡ 1,
  • Aclaraciones; Candidaturas; Partido Liberal; Partidos políticos; Política y gobierno; Volantes
  • Carta de Rafael Reyes dirigida a sus compañeros del partido liberal para unirse entorno a la causa de sacar el país adelante dejando de lado las diferencias existentes.
Enlace permanente
https://www.cervantesvirtual.com/obra/una-carta-866551
Enlaces

Exportar

  • RDF
  • JSON
  • BibTeX

Realizar otra búsqueda